miércoles, 10 de abril de 2013

¿TRAÍDOS O ARROJADOS AL MUNDO?

Jesús A. Marcos

Se suele considerar a Martin Heidegger el autor de mayor relieve dentro de la filosofía existencialista. No tenía Heidegger la facilidad literaria de Camus o de Sartre, que, además de por sus escritos filosóficos, son conocidos y relativamente populares por sus aportaciones a la novela y al teatro, de las que son buen ejemplo “El extranjero”, que nos servirá de motivo para el XI Encuentro, y “El malentendido”, que pudimos ver hace poco en el teatro. Sin embargo, no le faltaba a Heidegger olfato literario y a ello atribuyo el éxito de expresiones que se han hecho universales, sin duda por el impacto emocional y hasta visual que producen. O bien directamente o bien por ocurrentes reelaboraciones de sus traductores y seguidores, Heidegger ha hecho famosas definiciones tan contundentes como la de que somos un “ser-para-la-muerte” o un ser “arrojado al mundo”.

Precisamente, quisiera comentar brevemente el alcance de esta última expresión, por si pudiera abrir cauces para nuestro próximo Encuentro. Para mí, es una manera de entender nuestra relación con quienes nos trajeron a la vida y con todo lo que nos rodea que se opone a lo que me habían enseñado en mi familia y en mi ambiente escolar. Lo que yo había aprendido es que somos “traídos” al mundo de manera cordial, por un acto de voluntad de nuestros padres y de acuerdo con los planes benefactores de Dios. Si “nos traen” al mundo es porque el mundo es bueno o, al menos, nos compensa su paso por él, y nuestros padres o la divinidad, supliendo nuestra imposible decisión previa a nuestra existencia, nos dan la gran oportunidad de vivir. Pero, si “nos arrojan” al mundo, se está diciendo que se nos fuerza a vivir, que, como poco, hay un componente de violencia en lo que nos empuja al mundo. Y también se nos dice que, una vez en él, se nos obliga a elegir y decidir, querámoslo o no. Para colmo, puede entenderse que la elección sea, en último término, sólo de caminos pata huir de la presión de los demás y de la amenaza de la muerte. El protagonista de “El extranjero” vive, precisamente, en esa condición de arrojado, de echado (de “yecto”) sin compasión a las arenas ásperas del mundo.

Unamuno decía que él no había nacido, sino que le habían nacido. Esto es indudable. Pero, más allá de ese inicio, cada uno juzgamos, me parece, nuestro existir inclinándonos o bien hacia el sentimiento de haber sido “arrojados” a la vida en el mundo, con un matiz de negatividad que pretende coincidir con cierta madurez, o bien hacia el sentimiento de haber sido “traídos”, más benévolo y cariñoso, pero, quizá, algo infantil.

6 comentarios:

  1. Aunque merecería entrada propia (artículo independiente queremos decir), claramente esta aportación de nuestra reciente nueva "amiga" Paloma viene al hilo de esta entrada de nuestro Presidente:

    ¿"Arrojados" está unido a violencia siempre? Si yo me tiro desde una altura de 500 m. con paracaídas o sin él ¿puedo decir en ambos casos que me estoy arrojando? Si la respuesta es sí, entonces arrojar tiene un gran lado positivo y otro negativo. Muchas veces nos empeñamos en poner negatividad en los conceptos sin tenerla realmente y cuando lo hacemos es fruto de lo que nosotros vivimos como negativo.
    No todos los partos son iguales, unas se enteran en exceso y otras levemente, ni el comienzo de la existencia es igual para todos, luego no encuentro la justificación en un único sentido de la expresión "arrojados...".
    Por otro lado, ¿la muerte cuándo empieza, en el mismo instante que la vida y conviven ambas durante cierto tiempo, o no tienen intersección y una empieza cuando la otra acaba?; ¿la vida no es una sucesión de muertes de las partes que nosotros decidimos que dejen de existir?
    Paloma Martínez-Lage

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    1. Querida Paloma: Gracias por tu comentario, que me ha hecho tener que recurrir al diccionario para ver hasta qué punto tuvieras razón y "arrojar" no tuviese siempre el componente de la violencia. Pero, al parecer, según la RAE, sí está presente ese componente.
      De todos modos, no se trata de la oportunidad de la palabra elegida para la contraposición como de la contraposición misma de dos maneras de acercarse al origen y desarrollo de lo que vamos siendo.
      Por otro lado,acabas afirmando que vida y muerte se entrelazan inseparablemente y supongo que, en relación con tu negación de la oposición que yo proponía,quieres concluir que no caben oposiciones radicales en el análisis de la existencia.
      Quién sabe, quizá tengas razón, pero me parece que sin oposiciones es difícil orientarse en la vida.
      Jesús

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  2. Más bien parece , que se nos proponen dos asuntos bien diferenciados aunque probablemente ligados:
    Por un lado , la subjetividad que imprimimos a los conceptos ( que ya de por sí lo son ( subjetivos) por mucho que los explique la RAE, en un intento , claro está, de aportar objetividad a nuestro lenguaje, en su afán práctico y funcional de evitar confusiones , errores y la consiguiente incomunicación ).

    Y por otro lado, la reflexión y cuestión en torno a lo que significa “ muerte.”
    Es evidente que vida y muerte son antagónicos, y si buscásemos su definición “objetiva “ en la RAE, encontraríamos una de las posibles respuestas a las cuestiones que se plantea Paloma sobre la intersección de ambas.” Cuando acaba la vida, empieza la muerte” ( no sabemos si es posible la reciprocidad , es decir, que se acabe la muerte y comience la vida ( sin hacer referencias , claro está, a creencias religiosas)

    Pero, si nos apartamos de la RAE , ( o del intento de objetividad) encontramos que la palabra muerte, puede ser muy diversa, incluso paradójicamente , muy fecunda, pues podemos utilizarla en “un sentido” metafórico, poético o literario. Así, podríamos convenir con lo que se nos sugiere y decir que la vida es “ un dejar morir “todo lo que tuvo posibilidad de”- ser, hacer pensar, amar..- pero que , en su día , decidimos no elegir.. .
    Con ello, podríamos afirmar también que la vida consiste en lo que decidimos elegir - tanto hacer como no hacer- .
    De esta manera “existirían”- por no haber sido elegidos – una suerte infinita de “cadáveres” ( de actos, de pensamientos, y hasta de amores y odios…. que no fueron elegidos)

    Alicia

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    1. Aceptado el componente negativo permanente de la palabra "arrojados" no puedo aceptar la generalización " arrojados al mundo " por lo que ya comenté, no toda existencia se inicia de la misma manera (unos somos arrojados y otros traidos por diferentes motivos).
      Jesús, no estoy segura de entenderte bien,¿asocias "arrojados" con madurez y "traidos" con infantilismo? No creo que eso deba hacerse, los dos juicios pueden proceder de ambos estados, depende de lo que se ajuste el juicio a la verdad de la existencia que se juzga, pero ¿quién es capaz de medir esa distancia?
      Alicia, veo inevitables las referencias a creencias religiosas tanto si se considera convivencia entre vida y muerte(vivo matando hasta que ya no puedo matar más y la VIDA se vuelve plena, eterna) como si no (por la reciprocidad que comentas).
      Jesús, me encantan los opuestos, los considero imprescindibles en cualquier análisis pero creo que el equilibrio se alcanza combinándolos. Una balanza se equilibra poniendo en ella pesas de distintos tamaños, las combinaciones son infinitas y dependen de la pesa que se ponga primero.
      Besos.Paloma

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  3. A mi lo que me ha motivado es este último apunte de Paloma, que primero reconoce imprescindibles los opuestos y luego dice que el equilibrio se consigue combinándolos, usando el ejemplo de la balanza. Yo lo siento, pero me es completamente inconcebible cómo se combinan estos dos opuestos (otros quizá, yo tengo buenos ejemplos), vida y muerte. No digo que no se den juntos, digo que no comprendo el equilibrio como opuestos de la vida y la muerte, su combinación. Si al campo de batalla, o en cualquier otra tragedia, o en el recorrer vital mismo, cuando pueden darse a la vez en la misma familia gozosos nacimientos y penosas pérdidas familiares, o cuando la madre muere en el parto, en fin todos estos ejemplos no son combinaciones de opuestos solo son coincidencias de hechos y no lo que llama equilibrio de los opuestos vida y muerte. Yo no los comprendo, no los acepto, son una muy gamberra mala pasada por parte de quien corresponda...

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    1. Me parece que en nuestra existencia representamos varios papeles a la vez que resumo: unas veces somos los encargados de poner pesas en la balanza para encontrar el equilibrio, y otras, somos nosotros una de las pesas que se ponen para conseguirlo . En los ejemplos que pones, y no aceptas, tu papel es el de pesa en la balanza y no el que las pone; no se tiene, como pesa, la misma perspectiva del equilibrio.
      Paloma

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